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martes, 25 de noviembre de 2014

EL AZUFRE EN LA BIBLIA



                                                


  EL AZUFRE EN LA BIBLIA


¿Alguna vez se han preguntado cuál es la importancia del azufre en la Biblia y por qué en la actualidad lo relacionamos equivocadamente con las fuerzas del mal?

En la Biblia se menciona en varias ocasiones algunos elementos bien conocidos ya en aquella época, tal es el caso del oro y la plata, además del hierro y el cobre; sin embargo, la mención de estos está relacionada con asuntos monetarios. Sin embargo, a nadie puede pasar desapercibido que el azufre tiene un lugar especial en los escritos bíblicos que nada tienen que ver con asuntos monetarios. El azufre, está relacionado pues con la destrucción y el castigo, un ejemplo muy claro son los pueblos de Sodoma y Gomorra que, según el libro de Génesis, fueron destruidos con una lluvia de azufre y fuego.

Sin embargo, la aparición del azufre dista mucho de ser exclusiva del Libro de Génesis. También hace su aparición para anunciar el final de los tiempos: en el libro de Revelaciones del apóstol San Juan se menciona lo siguiente:

Y así vi en visión los caballos y a los que sobre ellos estaban sentados, los cuales tenían corazas de fuego, de jacinto, y de azufre. Y las cabezas de los caballos eran como cabezas de leones; y de su boca salía fuego y humo y azufre. (Apocalipsis 9:17).

Más adelante en Apocalipsis 9:18 se dice que una tercera parte de la humanidad muere por el fuego, el humo y el azufre que salía de la boca de los caballos. Se advierte además que quien adore a la bestia “él también beberá del vino del furor de Dios, que está preparado puro en el cáliz de su ira; y será atormentado con fuego y azufre delante de los santos ángeles y en presencia del Cordero.” (Apocalipsis 14:10).

Las anteriores son sólo algunas de las 14 menciones que se hacen de este elemento en la Biblia, pero aún no nos hemos respondido ¿qué es lo que hizo que el azufre ganara tan mala fama para relacionarlo con el castigo? La respuesta inmediata es la purificación y no, como muchos pensarán, en Satanás.

Como notarán, cada vez que se hace mención del azufre en la Biblia, siempre ha de venir acompañado del fuego, otro elemento mencionado en al menos 500 ocasiones en los escritos bíblicos y, generalmente relacionado también con la purificación. La llama azul del azufre —que apenas ilumina— arde lentamente, mientras que el fuego de la leña se consume rápidamente; además el azufre deja un olor desagradable donde sea que se use que puede ser visto como purgativo, razón por la que en la antigüedad era utilizado con fines rituales relacionados también con la purificación (desinfección, limpieza, etc.), por ejemplo, los egipcios lo utilizaban para purificar sus templos. Resulta obvio que el azufre y el fuego resultaran elementales para purificar a la humanidad al final de los tiempos.

No perdamos de vista, sin embargo, que es en la Edad Media que el azufre pierde sus poderes purificadores para terminar relacionado con Satanás. El hedor de este elemento era asociado con los volcanes y estos últimos se consideraban entrada al infierno; cabe señalar que la asociación del azufre con Satanás y el mal ha llegado hasta nuestros días, pese a que se siguiera usando como desinfectante incluso en epidemias de cólera.

Por cierto, que es también en la Edad Media que los alquimistas comenzaron a ser vistos como servidores del Diablo quizá por el amplio uso que estos hicieron del azufre en varios de sus procesos para llegar a la piedra filosofal.



Fuente:
ALDERSEY-WILLIAMS, Hugh. La tabla periodica: la curiosa historia de los elementos Ariel, 2013.

miércoles, 5 de noviembre de 2014

San Juan y Melquisedec








CARTA DE RENÉ GUÉNON A VASILE LOVINESCU


El Cairo, 16 de diciembre de 1934


“En cuanto a sus otras preguntas, que el "Rey del Mundo" tenga una o varias "hipóstasis" físicas: esto no es dudoso, pero quizá no tenga, igual que la "localización" de los centros espirituales, más que una importancia bastante secundaria. En cuanto a su identificación con S. Juan, nunca he visto nada de tal; para no abandonar el lenguaje de la tradición judeo–cristiana, no creo que pueda decirse que S. Juan sea Melquisedec, lo que, desde luego, no quiere decir que no haya entre ellos cierta relación. En fin, la inmortalidad corporal para algunos seres no es ciertamente imposible, y puede ser que S. Juan sea de ese número; es cierto que el Evangelio puede interpretarse literalmente en ese sentido; pero, incluso si esta inmortalidad es real, sobre todo es, al mismo tiempo, el símbolo de la permanencia de una función, y eso tiene ciertamente más interés que el hecho "físico".