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sábado, 7 de diciembre de 2013

EL TEMPLE Y LA TRADICIÓN INICIÁTICA BIZANTINA


 

 
 
El Temple y la tradición iniciática bizantina
Los “Hermanos de Oriente” era una fraternidad iniciática fundada hacia el año 1054 por el monje ortodoxo Miguel Psellos y que tenía su sede en Constantinopla. En el año 1090, el Emperador Alexis I Commeno le otorga estatutos definitivos y le concede privilegios reales.
Los Hermanos de Oriente reunían a sabios y doctos orientales dedicados principalmente a la Alquimia espiritual y metálica. Este cenáculo poseía la filiación de los antiguos gremios orientales de constructores, ya existentes en el siglo IV A.C., los cuales, a su vez, eran los continuadores de los Colegios Sacerdotales y de las cofradías de metalúrgicos y alquimistas asentadas en las laderas del monte Sinaí desde el siglo X A.C. por cuenta de los faraones de Egipto. (Esta tradición oral se vio confirmada modernamente por los descubrimientos que refiere Robert Eisler en su obra Die KJenitischen Weirenschriften).
Desde el año 1184 los dignatarios de los Hermanos de Oriente comenzaron a mantener relaciones regulares con los Caballeros Templarios instalados en Palestina a causa de las Cruzadas. Los iniciados del Cristianismo oriental transmitieron sus secretos y filiaciones a los caballeros francos, hecho éste que dio origen a la leyenda y a la dignidad de “Caballero de Oriente y Occidente”.
Después de la caída del Imperio de Oriente por los ataques de los turcos selqyúsidas en 1453, numerosos iniciados de los Hermanos de Oriente huyeron de Constantinopla y se refugiaron en Europa central (especialmente en Alemania y Bohemia), y en Italia. En su gran mayoría pertenecían a la aristocracia intelectual bizantina: hermetistas, geómetras, teúrgos, médicos, músicos, alquimistas, poetas, etc.. Junto con el platonismo que haría frente a la omnímoda presencia intelectual de Aristóteles, los sabios de Constantinopla llevaron a Occidente ciertas doctrinas esotéricas y conocimientos ocultos que arraigarían y luego fructificarían bajo múltiples apariencias.
Por más de un siglo las actividades de los Hermanos de Oriente exiliados se mantuvieron ocultas. Durante tal período fueron muy frecuentes sus contactos con capítulos secretos derivados de los disueltos Caballeros del Temple y con alguna de sus herederas directas, las primeras corrientes rosacrucianas, brindándose mutua protección y ayuda.
De esta antigua Hermandad hermético-cristiana provienen ciertos símbolos tradicionales que fueron transmitidos a la Fraternidad de los Filósofos Desconocidos y por medio de esta a la Sociedad de los Sabios Incognitos que, bajo la cobertura de la “Societé des Intimes”, fundara Louis Claude de Saint-Martín para perpetuar la teúrgia de la Vía Interior.
Durante el siglo XVIII la actividad de la Fraternidad de los Filósofos Desconocidos en toda Europa fue intensa y semipública. Grandes personalidades decoraron sus filas: el príncipe Christian von Hesse, el príncipe Alexis Borisowitz Galitzin, los hermetistas Duchanteau y su discípulo el conde Saxonius Comneno, testimonio vivo de la alianza multisecular existente entre la F.F.D. y la Casa de los Comneno.
En Francia, la F.F.D. se manifestó como tal hacia 1646 y habría despertado las resistencias de ciertos sectores católicos impregnados del naciente espíritu moderno y racionalista para quienes las doctrinas tradicionales y esotéricas eran ya incomprendidas y por ende sospechosas.
En tierras germánicas, la actividad esotérica de F.F.D. dedicada especialmente a la Alquimia cristiana, produjo una gran floración de espíritus selectos entre los siglos XVI y XVIII. Entre otros grandes iniciados se destacaron especialmente: Heinrich Khunrath (1560-1605), Jacob Böhme (1575-1624), Georg Gichtel (1638-1710), y Rudolf von Salzmann (1774-1871), quien iniciara personalmente a Johan W. von Goethe (1749-1832) y al marqués Louis Claude de Saint-Martín (1743-1803).
Según la tradición, el marqués de Saint-Martín recibió su primera iniciación en la Fraternidad de los Filósofos Desconocidos durante su viaje a Londres en 1787. Al año siguiente recibió un nuevo grado en Estrasburgo de manos del Hno. Rudolf von Sazmann (S * I *) “sous la Masque, le Manteau e la Cordelière …”.
 
Después de la muerte de Saint-Martín en 1803, la Iniciación S.I. continuó siendo transmitida de persona a persona dentro del marco de la Libre Iniciación.
(Extracto de la Introducción “Louis Claude de Saint-Martín y los Superiores Incógnitos”, de la obra ECCE HOMO, Louis-Claude de Saint Martín.)
G.E.I.M.M.E./ EDITORIAL MANAKEL