El Temple y la tradición iniciática bizantina
Los “Hermanos de Oriente” era una fraternidad
iniciática fundada hacia el año 1054 por el monje ortodoxo Miguel Psellos y que
tenía su sede en Constantinopla. En el año 1090, el Emperador Alexis I Commeno
le otorga estatutos definitivos y le concede privilegios reales.
Los Hermanos de Oriente reunían a sabios y doctos
orientales dedicados principalmente a la Alquimia espiritual y metálica. Este
cenáculo poseía la filiación de los antiguos gremios orientales de
constructores, ya existentes en el siglo IV A.C., los cuales, a su vez, eran
los continuadores de los Colegios Sacerdotales y de las cofradías de
metalúrgicos y alquimistas asentadas en las laderas del monte Sinaí desde el
siglo X A.C. por cuenta de los faraones de Egipto. (Esta tradición oral se vio
confirmada modernamente por los descubrimientos que refiere Robert Eisler en su
obra Die KJenitischen Weirenschriften).
Desde el año 1184 los dignatarios de los Hermanos de
Oriente comenzaron a mantener relaciones regulares con los Caballeros
Templarios instalados en Palestina a causa de las Cruzadas. Los iniciados del
Cristianismo oriental transmitieron sus secretos y filiaciones a los caballeros
francos, hecho éste que dio origen a la leyenda y a la dignidad de “Caballero
de Oriente y Occidente”.
Después de la caída del Imperio de Oriente por los
ataques de los turcos selqyúsidas en 1453, numerosos iniciados de los Hermanos
de Oriente huyeron de Constantinopla y se refugiaron en Europa central
(especialmente en Alemania y Bohemia), y en Italia. En su gran mayoría
pertenecían a la aristocracia intelectual bizantina: hermetistas, geómetras,
teúrgos, médicos, músicos, alquimistas, poetas, etc.. Junto con el platonismo
que haría frente a la omnímoda presencia intelectual de Aristóteles, los sabios
de Constantinopla llevaron a Occidente ciertas doctrinas esotéricas y
conocimientos ocultos que arraigarían y luego fructificarían bajo múltiples
apariencias.
Por más de un siglo las actividades de los Hermanos
de Oriente exiliados se mantuvieron ocultas. Durante tal período fueron muy
frecuentes sus contactos con capítulos secretos derivados de los disueltos
Caballeros del Temple y con alguna de sus herederas directas, las primeras
corrientes rosacrucianas, brindándose mutua protección y ayuda.
De esta antigua Hermandad hermético-cristiana
provienen ciertos símbolos tradicionales que fueron transmitidos a la
Fraternidad de los Filósofos Desconocidos y por medio de esta a la Sociedad de
los Sabios Incognitos que, bajo la cobertura de la “Societé des Intimes”,
fundara Louis Claude de Saint-Martín para perpetuar la teúrgia de la Vía
Interior.
Durante el siglo XVIII la actividad de la Fraternidad
de los Filósofos Desconocidos en toda Europa fue intensa y semipública. Grandes
personalidades decoraron sus filas: el príncipe Christian von Hesse, el
príncipe Alexis Borisowitz Galitzin, los hermetistas Duchanteau y su discípulo
el conde Saxonius Comneno, testimonio vivo de la alianza multisecular existente
entre la F.F.D. y la Casa de los Comneno.
En Francia, la F.F.D. se manifestó como tal hacia
1646 y habría despertado las resistencias de ciertos sectores católicos
impregnados del naciente espíritu moderno y racionalista para quienes las
doctrinas tradicionales y esotéricas eran ya incomprendidas y por ende
sospechosas.
En tierras germánicas, la actividad esotérica de
F.F.D. dedicada especialmente a la Alquimia cristiana, produjo una gran
floración de espíritus selectos entre los siglos XVI y XVIII. Entre otros
grandes iniciados se destacaron especialmente: Heinrich Khunrath (1560-1605),
Jacob Böhme (1575-1624), Georg Gichtel (1638-1710), y Rudolf von Salzmann
(1774-1871), quien iniciara personalmente a Johan W. von Goethe (1749-1832) y
al marqués Louis Claude de Saint-Martín (1743-1803).
Según la tradición, el marqués de Saint-Martín
recibió su primera iniciación en la Fraternidad de los Filósofos Desconocidos
durante su viaje a Londres en 1787. Al año siguiente recibió un nuevo grado en
Estrasburgo de manos del Hno. Rudolf von Sazmann (S * I *) “sous la Masque, le
Manteau e la Cordelière …”.
Después de la muerte de Saint-Martín en 1803, la
Iniciación S.I. continuó siendo transmitida de persona a persona dentro del
marco de la Libre Iniciación.
(Extracto de la Introducción “Louis Claude de Saint-Martín y los Superiores Incógnitos”, de la
obra ECCE HOMO, Louis-Claude de Saint Martín.)
G.E.I.M.M.E./ EDITORIAL MANAKEL