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miércoles, 23 de octubre de 2013

ESPIRITUALIDAD LIGHT



 ESPIRITUALIDAD LIGHT
José Saltarus
 
Desde hace unos años lo “espiritual” se ha vuelto un producto de consumo atractivo y de fácil adquisición. El mercado del ocio y del entretenimiento siempre se adelanta a las necesidades del hombre y ofrece justamente lo que demanda. Nuestra sociedad actual gracias fundamentalmente a la labor meritoria del marketing de las grandes editoriales americanas y sus productos “Nueva Era” nos hemos abierto a lo light, lo fast, la autoayuda, lo oriental, los gurúes auto-iluminados o la comunicación extraterrestre. Podemos ver incluso anuncios publicitando comida con posturas de yoga, envueltas en imágenes de felicidad y salud con decoración zen.

 Así podemos observar en este amplio supermercado espiritual de hoy en día toda clase de variedades y opciones para todos los gustos y necesidades. Tenemos yogas de todos los sabores y colores, cursos de reiki que ni siquiera el propio creador de esta terapia reconocería, limpias afrocubanas, masajes energéticos, visión del aura, regresiones, canalizaciones, sanaciones de toda índole, libros y cursos de autoayuda que prometen resultados rapidísimos de “maestría” e “iluminación” en tan sólo un fin de semana o tres meses como mucho, usted podrá conseguir el título de “maestra” o “maestro” espiritual, sanador o canalizador en un corto espacio de tiempo. Pero los seguidores de este tipo de cursos sabrán por propia experiencia que la mayor utilidad espiritual y práctica de estos cursos es poder colgar el diploma en una pared y mostrarlo a las amistades, puesto que a la hora de la verdad todo estos cursos no tienen realmente ningún efectividad terapéutica o espiritual ya que salvo alguna rara excepción la mayoría de las personas que se adentran en estos asuntos no tienen el potencial o el “don” para llevar a cabo estas pretensiones de orden “espiritual”. Es significativo la cantidad de falsos gurús que pululan por todas partes con el único objetivo de sacar dinero a la gente aprovechándose de su ignorancia o ingenuidad.

 Para seguir una verdadera vía espiritual debemos acogernos a una tradición espiritual, a una filosofía y a un sistema práctico, y profundizarlo durante toda la vida. A qué puede conducirnos leer y conocer todo lo que cae en nuestras manos en Internet, pues bien, si no tenemos una estructura mental suficientemente sólida como para desenvolvernos en medio de este mar de información donde nunca sabremos diferencia la verdad de las medias verdades, la ficción de la realidad o la reflexión bienintencionada de la manipulación malintencionada, conseguiremos un auténtico coctel intelectual, tus conocimientos espirituales no serán otra cosa que una feria de eruditas ideas de otros en tu mente.

 La verdadera espiritualidad consiste en que podamos llegar a ser la expresión viviente de la Vía espiritual que seguimos y supuestamente practicamos. Y esto lleva toda una vida.

 Hay quién se afilia a ciertas organizaciones iniciáticas o asiste a cursos y conferencias sobre la sabiduría y los caminos espirituales o bien quiere aprender ciertas técnicas mentales o esotéricas, sin darse cuenta de que lo buscan es solo una distracción para su mediocre y aburrida vida, incapaces de someterse a una mínima disciplina de cuerpo, mente y corazón, y que por mucho que lo deseen nunca va a penetrar los secretos del alma. Al igual que no lo consiguió ese individuo que le está cobrando por enseñarle una serie de técnicas que aprendió también en un curso o de algún que otro libro.  Es ridículo, la espiritualidad no es eso.

También es decepcionante el estado actual de la mayoría de las vías y las organizaciones iniciáticas donde lo que importa a la mayoría de los miembros son los títulos, grados, cargos, medallas, mandiles o capas templarias, motivo por el que continuamente están luchando y disputando entre ellos por estas cuestiones, aunque repitan como un mantra las palabras “hermandad y fraternidad”. Pero lo más lamentable es que no dispongan realmente de una vía o sistema práctico de realización espiritual para los que ingresan en sus filas, y que solo se muevan en el terreno de lo social, la moral y la especulación.