ESPIRITUALIDAD LIGHT
José Saltarus
Desde hace
unos años lo “espiritual” se ha vuelto un producto de consumo atractivo y de
fácil adquisición. El mercado del ocio y del entretenimiento siempre se
adelanta a las necesidades del hombre y ofrece justamente lo que demanda. Nuestra
sociedad actual gracias fundamentalmente a la labor meritoria del marketing de
las grandes editoriales americanas y sus productos “Nueva Era” nos hemos
abierto a lo light, lo fast, la autoayuda, lo oriental, los gurúes auto-iluminados
o la comunicación extraterrestre. Podemos ver incluso anuncios publicitando
comida con posturas de yoga, envueltas en imágenes de felicidad y salud con decoración zen.
Así podemos observar en este amplio
supermercado espiritual de hoy en día toda clase de variedades y opciones para
todos los gustos y necesidades. Tenemos yogas de todos los sabores y colores, cursos
de reiki que ni siquiera el propio creador de esta terapia reconocería, limpias
afrocubanas, masajes energéticos, visión del aura, regresiones, canalizaciones,
sanaciones de toda índole, libros y cursos de autoayuda que prometen resultados
rapidísimos de “maestría” e “iluminación” en tan sólo un fin de semana o tres
meses como mucho, usted podrá conseguir el título de “maestra” o “maestro”
espiritual, sanador o canalizador en un corto espacio de tiempo. Pero los seguidores
de este tipo de cursos sabrán por propia experiencia que la mayor utilidad
espiritual y práctica de estos cursos es poder colgar el diploma en una pared y
mostrarlo a las amistades, puesto que a la hora de la verdad todo estos cursos
no tienen realmente ningún efectividad terapéutica o espiritual ya que salvo
alguna rara excepción la mayoría de las personas que se adentran en estos
asuntos no tienen el potencial o el “don” para llevar a cabo estas pretensiones
de orden “espiritual”. Es significativo la cantidad de falsos gurús que pululan
por todas partes con el único objetivo de sacar dinero a la gente
aprovechándose de su ignorancia o ingenuidad.
Para seguir una
verdadera vía espiritual debemos acogernos a una tradición espiritual, a una
filosofía y a un sistema práctico, y profundizarlo durante toda la vida. A qué
puede conducirnos leer y conocer todo lo que cae en nuestras manos en Internet,
pues bien, si no tenemos una estructura mental suficientemente sólida como para
desenvolvernos en medio de este mar de información donde nunca sabremos
diferencia la verdad de las medias verdades, la ficción de la realidad o la
reflexión bienintencionada de la manipulación malintencionada, conseguiremos un
auténtico coctel intelectual, tus conocimientos espirituales no serán otra cosa
que una feria de eruditas ideas de otros en tu mente.
La verdadera espiritualidad consiste en
que podamos llegar a ser la expresión viviente de la Vía espiritual que
seguimos y supuestamente practicamos. Y esto lleva toda una vida.
Hay quién se
afilia a ciertas organizaciones iniciáticas o asiste a cursos y conferencias
sobre la sabiduría y los caminos espirituales o bien quiere aprender ciertas
técnicas mentales o esotéricas, sin darse cuenta de que lo buscan es solo una
distracción para su mediocre y aburrida vida, incapaces de someterse a una
mínima disciplina de cuerpo, mente y corazón, y que por mucho que lo deseen nunca
va a penetrar los secretos del alma. Al igual que no lo consiguió ese individuo
que le está cobrando por enseñarle una serie de técnicas que aprendió también
en un curso o de algún que otro libro. Es ridículo, la espiritualidad no es eso.
También es decepcionante
el estado actual de la mayoría de las vías y las organizaciones iniciáticas
donde lo que importa a la mayoría de los miembros son los títulos, grados,
cargos, medallas, mandiles o capas templarias, motivo por el que continuamente están
luchando y disputando entre ellos por estas cuestiones, aunque repitan como un
mantra las palabras “hermandad y fraternidad”. Pero lo más lamentable es que no
dispongan realmente de una vía o sistema práctico de realización espiritual
para los que ingresan en sus filas, y que solo se muevan en el terreno de lo
social, la moral y la especulación.